A San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo
Así reza el refrán fruto de la leyenda que todos los gallegos aprendemos desde pequeños. Y hay que cumplirlo. Es como nuestra Meca, digamos. No puede uno ser gallego y morirse sin haber pisado Teixido. No señor.
Los gallegos saben que a San Andrés de Teixido hay que ir ineludiblemente y preferiblemente en vida, para deleitarse del encanto que le otorga su rico patrimonio: leyendas, historia, fábulas, tradiciones, ceremonias, supersticiones, cultos, paisajes, gastronomía… Resulta curioso que a una aldea que a duras penas alcanza los 50 habitantes en invierno, refugiada entre los acantilados más altos de Europa continental, lleguen miles de peregrinos cada verano. Y es que es sin duda uno de los lugares más especiales que existen en las tierras gallegas célebres por sus misterios y leyendas.
Un ejemplo de esto podemos verlo en San Andrés de Teixido que, después de Santiago de Compostela, se le considera el principal lugar de peregrinaje para los gallegos. Bautizado bajo el nombre de Teixido por la cantidad de tejo que se extendía sobre la zona, aquí fue donde San Andrés asentó el santuario de la fertilidad y es donde la gente acude en busca del amor y otros deseos.
Cuando un peregrino hace el camino de San Andrés de Teixido, debe saber que antes de llegar tiene que depositar en uno de los milladoiros una piedra que acarreará consigo durante el trayecto y que, preferiblemente, habrá recogido en la ciudad del portador.
Estos milladoiros, son pequeñas acumulaciones de piedras que se forman por costumbres de peregrinos que asisten a santuarios o romerías y que se acumulan con el paso del tiempo.
Esta piedra que traen, será la representación el día del juicio final del alma de quien la entrega, testificando su romería al lugar de culto del santo para que el ánima pueda descansar tranquila sin tener que reencarnarse y peregrinar en forma de animal

LA LEYENDA DE SAN ANDRÉS DE TEIXIDO
Andrés el Apóstol, como buen pescador, llegó a San Andrés de Teixido por mar. El batido oleaje del Atlántico condujo su barca contra los descomunales acantilados de la costa Ártabra. Allí quedó petrificada la barca invertida, asomando la quilla para que dichosamente podamos ver hoy en día lo que a simple vista es una roca inmersa en el océano.
Jesús le encomendó este silvestre lugar al santo, donde se asentó y levantó su templo gótico de estilo marinero. A cambio de habitar en una serranía tan remota, el Señor le prometió que todo el mundo habría de peregrinar a su lugar de culto, «Ve tranquilo. A partir de hoy nadie entrará en el reino de los cielos sin haberte visitado. Y si no se acercan en vida tendrán que hacerlo de muertos».
Copmprometiéndose así, a que aquellos que no lo hiciesen en vida acudirían a San Andrés de Teixido, nada más y nada menos que tres veces reencarnado en animal antes de entrar en el Reino de los Cielos.
Aunque siguen siendo muchos los que por desconocimiento, incredulidad o pereza acaban haciendo la romería en forma de animal, ya sea mamífero, reptil, anfibio, ave o invertebrado. Es por ello que en el camino de San Andrés de Teixido y en el pueblo nos encontramos con especies animales y los vivos debemos de tener cuidado de donde pisamos para no interrumpir a ningún alma en peregrinación.

Quién sabe dónde empieza y acaba la leyenda de San Andrés de Teixido, pero ir hay que ir, eso seguro.
VIVE LA EXPERIENCIA
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